Las primeras máquinas voladoras de Leonardo presentaban alas batientes, al igual que las mariposas, los pájaros y los murciélagos que observó revoloteando por el cielo. Sin embargo, después de una cuidadosa experimentación, llegó a la rotunda conclusión de que los humanos no tienen la fuerza física necesaria para batir alas lo suficientemente grandes como para volar. También investigó otros modos de vuelo, como los primeros helicópteros, antes de pasar a sus máquinas voladoras de mayor éxito: los planeadores.
Leonardo también estaba interesado en garantizar la seguridad de su piloto, diseñando ingeniosos dispositivos e instrumentos de vuelo como un paracaídas, bolsas de aire, un inclinómetro y un anemómetro para garantizar un vuelo más suave o un aterrizaje forzoso más seguro.
Fue durante este tiempo que Leonardo comenzó a probar sus máquinas voladoras en secreto…
“Cubre la habitación superior y haz que el modelo sea alto y grande, con suficiente espacio en el techo, siendo más alto que cualquier otro lugar en Italia. Y si te quedas en el tejado junto a la torre, no podrán verte desde el tiburium.”
Leonardo da Vinci (1452-1519).